La estación de Barcelona Sants ha iniciado su proyecto de transformación que supone cambios tanto en su entorno urbano como en las infraestructuras internas del equipamiento. De manera que, la reubicación del mural cerámico de Julio Bono, se enmarca en este contexto de obras de adaptación y reconfiguración funcional de la estación barcelonesa.
El friso es un mosaico de piezas de cerámica esmaltada de gran formato con relieve y baldosas lisas también hechas de cerámica esmaltada. La decoración representa una composición abstracta con círculos y semicírculos de simbolismo cosmológico. Y, por lo que refiere al pigmento, la gama de colores es rica, ya que sobre el fondo blanco encontramos tonalidades de rojo, verde, amarillo, ocre y marrón.
Junto a la obra de Josep Maria Subirachs, forma parte del relato principal sobre las artes plásticas del Museo del Ferrocarril de Cataluña. La relación que guarda el arte con el ferrocarril es trascendental. Existen muchas estaciones ferroviarias sean consideradas monumentos históricos y otras exponen obras de arte que ambientan los espacios.