Ferroviaria antes de nacer
Muchos me habéis oído decir que soy ferroviaria desde antes
de nacer. Mi padre ya lo era desde mucho antes, él entró en
Renfe en agosto de 1949. Mi hermano, Víctor, aunque no vinculado
directamente a Renfe, trabajaba con trenes en la empresa
constructora Euskalduna, más tarde Astilleros Españoles SA, en
Villaverde Bajo (Madrid). Nadie más de la familia siguió la
trayectoria ferroviaria. Ni siquiera yo, en principio, que como
buena Boomer me puse a trabajar al terminar el instituto en otro
tipo de negocio. No fue por mucho tiempo.
Mi padre siempre informaba a sus dos hijas cuando había
oportunidad de hacer alguna oposición de entrada. Tenía claro
que las chicas valíamos igual. Y yo estoy orgullosa de haber
sido una de las muchas mujeres que nos incorporamos a trabajar
en el ferrocarril de manera generalizada a partir de la década
de los 80 del siglo XX. Maquinistas, factoras de circulación,
especialistas de estaciones, ingenieras, abogadas, y un largo
etcétera ocuparon puestos y cargos que mayoritariamente se
habían ido destinado a hombres.
Carnet de Renfe del padre de Ana
Víctor trabajando en Euskalduna
En mi caso, sin plazas a 700Kms a la redonda alrededor de
Madrid al acabar mi convocatoria, en marzo de 1983 accedí a
Renfe, como informadora en la estación de Barcelona Sants. Elegí
Cataluña para comenzar mi aventura con el ferrocarril, lejos de
los míos. ¡Fue una magnífica elección! Siempre me he sentido
bien aquí y he tejido lazos de amistad y familia.
Ana Grande vestida con el uniforme de Renfe
Ana Grande trabajando en la estación de Sants
Fueron más de cuarenta años en Renfe, pero no los he pasado
siempre en el mismo sitio. Los primeros años como informadora
dieron para hacer amistades para toda la vida, muchas anécdotas
y una pandilla genial y bastante paritaria en términos de género
de compañeros y compañeras. Sin duda, somos los que más se han
reunido y siguen haciéndolo de todas las promociones y
categorías de la empresa, con chat de Whatsapp y conversación
diaria, incluidos.
Fotografía de las mujeres de la promoción en la última reunión en el Museo del Ferrocarril de Cataluña
También, trabajé en la desaparecida “isla” de información de Sants, en la central telefónica y en la megafonía.
‘¿Recordará alguien mi voz anunciando trenes?’
En 1987, Renfe decidió abrir la primera oficina de Atención al Viajero que existió y tres informadoras nos presentamos voluntarias para el “experimento”. Quiero recordar aquí a las compañeras que me acompañaron: Carmen Hernández y Paloma González. Hacíamos turnos de mañana y tarde que frecuentemente se alargaban a noches. En cada turno atendíamos a los viajeros en múltiples consultas e incidencias tres informadoras y tres jefes de estación, uno de cada por turno. En esos años coincidieron cambios importantes como el cambio de la venta de billetes SIRE y el primer cierre de acceso a las Cercanías.
‘¡Madre mía, fueron duros esos años allí!’
El tren Al Andalus. Todas mujeres y un director
Mi vuelta a Madrid se materializó en enero de 1991. Mi querido
hermano falleció en octubre de 1989, y aunque yo seguía en
Barcelona por elección, decidí regresar a Madrid para estar con
mis padres.
Durante más de un año estuve en la oficina que comercializaba el
tren Al Andalus. Allí, en femenino, todo éramos mujeres excepto
el director. Creo que no era rentable y se acabó cerrando. Pero
para mí habían empezado mis vueltas en espiral con los trenes.
¿Recordáis que mi hermano trabajaba en Euskalduna de Villaverde
Bajo? Pues en algún momento de su tiempo allí realizaron una
restauración de este maravilloso tren, y en casa de pequeña yo
le escuchaba embobada cuando explicaba lo bonito que era. No me
podía creer que entonces yo contratara las reservas a bordo y
las visitas guiadas en los itinerarios. Tuve también la suerte
de realizar varios de los circuitos.
Ana Grande y sus compañeras en el tren Al Andalus
La espiral continuó hasta otra estación, la de Chamartín, formando parte de la UNE de Largo Recorrido. Os acordáis de las UNE’s, ¿verdad? Estuve ahí unos cuantos años como secretaria de dirección y alta dirección en las áreas de Comercial, RRHH y la Dirección Gerencia. ¡Cuántos recuerdos y personas a las que aprecio de verdad!
‘Quiero señalar también que muchas eran mujeres y grandes profesionales.’
La siguiente gran vuelta en mis espirales fue que el director
del Museo del Ferrocarril de Madrid Delicias se quedara sin
secretaria y me lo propusieran. Empecé en junio de 1996 como
secretaria del director de entonces, Rafael Ruiz Sanchidrián.
¡Cuánto aprendí y cuantas cosas hicimos! Incluida la
organización del Congreso Internacional de IATM (International
Association of Transport and Communications Museums) en 1997.
Ahí, también, una parte de las jefaturas de áreas estaban
gestionadas por mujeres. No os he contado que lo que yo quería
ser desde jovencita era periodista o profesora de historia o de
arte. ¡No me podía creer la gran suerte que había tenido de ir a
parar a un museo, y de trenes!
Ana Grande participando como paje en el tren de la Navidad del Museo de Madrid
Pero quiero seguir mi relato en femenino de las espirales con los trenes que han ido marcando mi vida laboral, enlazándola con la personal. Desde mi llegada a Cataluña en 1983 había tejido una sólida red de amigas y de otras personas que siempre voy a conservar en mi vida. Lo hice con una de las compañeras que conocí en 1983 al llegar, Isabel Cañamero, y la mayoría estaban en Vilanova i la Geltrú. Por eso, aún mi regreso a Madrid, no había dejado de volver de visita y eso hizo que unos años más tarde conociera a mi marido y decidiera venir definitivamente. Como sabéis el otro Museo que forma parte de la Fundación está precisamente en Vilanova.
De Museo a Museu
La etapa en Vilanova comenzó el 7 de julio de 1998 dos meses antes de casarme y tres antes de que se celebraran los 150 años de la circulación del primer tren entre Barcelona y Mataró, el 28 de octubre de 1848. ¡Vaya! Pues sí, además de la intención de renovación del Museo, otra vez un importante cambio personal junto a un potente acontecimiento a celebrar. Hace un poco más de 25 años, coincidimos dos mujeres llegando a este Museo con muchas ganas. Durante mucho tiempo hemos tenido una plantilla de sólo tres o cuatro personas, nosotras incluidas, y casi siempre con presencia mayoritariamente femenina. ¡La continuidad y la tenacidad han sido claves!
‘No voy a negar que ha sido
todo un reto, pero también la parte más atractiva de toda mi
vida laboral.’
Ana Grande y Pilar Garcia recogiendo un premio
Ana Grande con los alumnos del proyecto de 2023 de EPS
Como jefa de Comunicación y Educación del Museo he tenido
oportunidad de representar al Museo en diversos grupos de
trabajo y foros con otros profesionales de museos y de la
educación; crear y actualizar las plataformas de difusión web y
blog; abrir y mantener las cuentas que el museo tiene y ha
tenido en redes sociales; crear y diseñar los diferentes
programas educativos para público general y escuelas; escribir
los cuentos de la “Colección de Cuentos del Museo”, ideados a
partir del nombre y la figura de mi hermano e inspirados en mi
hijo; y en los últimos años proyectar y diseñar el perfil de
este equipamiento de Vilanova como Museo Social, con nuevos
programas de actividades dirigidas a la diversidad funcional y a
todo tipo de colectivos y proyectos de trabajo con otras
entidades que atienden a públicos y personas con necesidades
especiales.
Ana Grande presentando y firmando su libro infantil “Víctor i la Petita Teresita”
En 2023, se ha cerrado la espiral acabando mi vida laboral con la celebración del 175 Aniversario del Ferrocarril en nuestro país y participando con el Museo en el grupo de trabajo que organizó la celebración.
‘¡Han sido 25 años inolvidables
en este Museo de Vilanova!’