Aida Rozalén

Aida Rozalén


El Museo del Ferrocarril de Cataluña celebra el Día Internacional de la Mujer con el proyecto "Mujeres de Tren", una iniciativa destinada a dar visibilidad al papel de las mujeres dentro del sector ferroviario. En esta edición de 2025, la protagonista es Aida Rozalén, Gerente del Área de Servicio Público del País Vasco en Renfe, quien comparte su experiencia y reflexiones sobre la presencia femenina en un sector históricamente masculinizado.

Aida Rozalén ha desarrollado una trayectoria destacada dentro del ferrocarril, pasando por diferentes ocupaciones, desde maquinista hasta asumir responsabilidades de gestión. Su historia es un testimonio de superación y compromiso con un sector en constante evolución. En la entrevista realizada en el Museo del Ferrocarril de Cataluña, Rozalén expresa su voluntad de destacar la importancia de romper barreras y estereotipos, al mismo tiempo que pone en valor el trabajo de las mujeres que, como ella, han abierto camino en este ámbito.

Presentación

Soy Aida Rozalén. Soy la actual gerente de Servicio Público del País Vasco y hoy estoy aquí, en el Museo del Ferrocarril de Cataluña, para contaros mi experiencia en el mundo ferroviario.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo en el ferrocarril? ¿Hay alguna parte de tu día a día que te apasione especialmente?

La verdad es que he disfrutado todas las etapas por las que he pasado. La de maquinista la disfruté mucho, la de la oficina de tracción también la disfruté muchísimo y, actualmente, también me gusta mucho lo que estoy haciendo.

¿La parte del día a día que más me gusta? Pues cada día es diferente, así que no puedo decir que haya una tarea concreta que me encante hacer a diario. Pero lo que sí disfruto mucho es cuando puedo, cuando el día a día me lo permite, salir a la línea, ver las estaciones, el estado de las vías, conocer a la gente que trabaja en ellas, tanto en estaciones como los maquinistas... Eso es una parte que me gusta mucho de este trabajo.

¿Cómo percibes el papel de las mujeres en el sector ferroviario? ¿Crees que todavía hay barreras o estereotipos por romper?

Creo que la mujer juega un papel muy importante dentro del mundo ferroviario. Todavía hay muchas barreras y muchos estereotipos, y creo que es muy importante dar visibilidad a las mujeres que estamos en este sector para animar a las demás.

¿Has tenido alguna figura femenina que te haya inspirado a lo largo de tu trayectoria?

Me gustaría poner en valor a todas mis compañeras dentro del mundo ferroviario, ya que es un ámbito aún muy masculinizado, y todas tenemos nuestra historia detrás. Por lo tanto, creo que es importante destacar la presencia femenina en este sector.

También tengo dos referentes. La primera persona de la que quiero hablar es Mayte Castillo, la actual directora del Museo del Ferrocarril de Cataluña. Coincidí con ella cuando trabajábamos en Rodalies, ella como directora y yo dentro de la oficina de tracción. Creo que es una mujer digna de admiración por toda su trayectoria dentro de Renfe. Entró en una época mucho más compleja, cuando la compañía estaba aún más masculinizada, y no le fue nada fácil. Eso la hace especialmente admirable.

También quiero mencionar a Verónica Portell, que es la gerente de comunicación del País Vasco. Se encarga de todo lo relacionado con los medios de comunicación y las relaciones institucionales. Creo que su trabajo es muy difícil, ya que tiene que gestionar las incidencias diarias y puntuales y tratar con los medios de comunicación. Vivió de cerca el accidente de Santiago de Compostela y considero que realiza una labor muy importante y muy compleja.

¿Cuáles son los principales desafíos que crees que enfrentan las mujeres en este sector hoy en día?

Las mujeres todavía tenemos muchos desafíos que enfrentar dentro del sector ferroviario. Uno de los principales es lograr la igualdad, ya que sigue habiendo muchos más hombres que mujeres en este ámbito. Aunque la figura femenina en el sector es cada vez más visible, aún queda mucho trabajo por hacer. Un ejemplo claro fue cuando entré en la escuela de Hospitalet para obtener el título de conducción de maquinista: de 60 personas, solo éramos 7 mujeres. La proporción ya habla por sí sola.

¿Hay alguna historia o momento memorable de tu carrera que quieras compartir?

Tengo tres. El primero fue cuando estaba en la escuela de Hospitalet sacándome el título de conducción y hacía prácticas en Rodalies. En un momento en el que estacionamos en una estación, vi que venía un hombre corriendo. Volví a abrir las puertas para que pudiera subir, y cuando llegamos a la siguiente estación, vino expresamente a la cabina para darme las gracias. Fue un momento de mucha satisfacción, en el que sentí que mi trabajo tenía un impacto positivo.

El segundo recuerdo muy bueno es mi etapa en Rodalies, en la oficina de tracción, con mis compañeros. Actualmente los considero amigos, todavía nos reunimos para comer, y tengo muy buenos recuerdos de aquella época.

El último momento destacado es cuando me llamaron para ofrecerme el cargo que tengo ahora. Nunca en la vida me lo habría imaginado. Son tres momentos muy importantes para mí.

¿Crees que estamos avanzando hacia una mayor representación femenina?

Claramente sí. Hemos avanzado muchísimo en los últimos años, aunque todavía queda trabajo por hacer. El cambio generacional también influye mucho, ya que cada vez hay más mujeres jóvenes entrando en la empresa. Por ejemplo, cuando llegué a mi gerencia, me sorprendió ver la cantidad de mujeres que había en la oficina. En ciertos niveles aún queda mucho por hacer, pero el cambio generacional acabará trayendo también más igualdad.

Si pudieras definir el mundo ferroviario en una frase, ¿cuál sería?

Diría que somos una gran familia y que, gracias a nuestro esfuerzo, pasión y dedicación, superamos cualquier adversidad.

¿Qué consejo darías a una chica o mujer que sueña con trabajar en el mundo ferroviario?


Le diría que se lance de cabeza. Todavía tenemos muchos retos por delante, pero es un sector apasionante y que engancha muchísimo. Yo, antes de entrar, tampoco me lo habría planteado nunca, y ahora no me arrepiento por nada del mundo.